martes, 30 de octubre de 2012

Olodum Afroperu: Bajo la luna




Grupo teatral presenta obra sobre la cultura 'afro' en el Perú

Última función Bajo la luna

Por Sharún Gonzales

Foto: olodumafroperu.com
Con la luz se fue el bullicio que antecede el inicio de algo importante. Solo podíamos ver una luna grande, blanca y redonda, rodeada de algunas nubes. Cuando la luz vuelve a encenderse a medias podemos ver a un grupo de chicos tirados en el piso pero de forma ordenada. Se trata de Olodum el colectivo de teatro afroperuano que ha dedicado sus energías de los últimos meses a la obra “Bajo la luna”. Estrenada el 5 de octubre , se presentó doce días en la casa Yuyachkani en Magdalena. Este grupo de actores, bailarines y músicos es dirigido por Oscar Villanueva, ex-integrante del Teatro del Milenio y del grupo Perú Negro. Entre el elenco se encuentran Rosario 'Charo' Goyoneche, Percy Chinchilla, Petronila 'Peta' Izquierdo , Roberto Castillo y Carolina Carbajal. El domingo 28 de octubre fue su última función.

Llegamos temprano. Para ser exactos, una hora antes de que empezara la función programada a las ocho de la noche. Había muy poca gente tan puntual como nosotros. Un letrero grande en la entrada nos invita a pasar: “Bajo la luna, un espectáculo inédito de danza y teatro afroperuano para toda la familia”. El afiche forma un barco con una quijada de burro, una cajita, un cajón y un hombre afrodescendiente en la popa. Al parecer el mensaje es contundente desde el principio.

Las personas van llegando y los boletos se acaban al mismo ritmo, hasta que la puerta del teatro se abre para que los asistentes que con muchas expectativas comienzan a ubicar sus asientos. Busco el asiento “G-14” desde donde se ve muy bien para suerte mía. Las luces se apagan y con la luz se fue el bullicio.

Un largo silencio dejó sentir la espera ansiosa de los espectadores. Es una noche de luna llena en el escenario y la media luz permite ver un manto pequeño en el suelo con semillas sobre él. Una mujer aparece, se acerca al manto para recoger un montoncito de pallares que luego volvería a lanzar al suelo. Se sorprende como si esa acción la hubiese llevado a descubrir una mala noticia.

Esta es la primera escena de la introducción a la obra. La idea es representar el proceso de traslado de esclavos desde África hasta el Perú hace más de 500 años. Ése es el eje principal de la historia que Olodum se dispone a contar: cómo han sido estos años para los descendientes de africanos esclavizados nacidos en este lado de América del Sur.

Foto: olodumafroperu.com
El hilo conductor de la historia no se hizo esperar más. Un anciano afroperuano, caracterizado por Oscar Villanueva, camina solo, errante bajo la luna. Da la sensación de ancestralidad, conocimiento e historia que avanza sin horizonte fijo. La mujer del comienzo y él estarán siempre presentes, de modo que evocan elementos fuertes dentro de la historia. La madre África y el abuelo liberto, quizás.

La llegada” es graficada por los cuerpos de las personas que vemos en el escenario cuando el anciano se desvanece en la oscuridad de la noche. Se mueven como si estuviesen viajando en un barco. Un barco negrero. Movimientos fuertes, severos, transmiten una situación dura: la esclavitud. Al mismo tiempo, dejan ver miedo y resistencia con la fuerza que los llevará a revolucionar, desde abajo, toda una forma de concebir el mundo.

Foto: olodumafroperu.com
Soy África, soy Perú”, dice Percy Chinchilla, al ritmo de un checo. El pulso de este instrumento es lo único que se oye en la sala rectangular. Las personas distribuidas en gradas frente al escenario atienden cada palabra. “Soy checo, soy cajón, soy festejo, soy landó” continúa, saltando y bailando en su sitio. No cabe duda que la afirmación más imponente está por llegar: “Soy Afro – peruano”.

El señor de los milagros aparece imponente para describir los ritos religiosos de los afroperuanos. La procesión es precedida por una antigua y divertida tradición. En círculo alrededor de un recipiente de chicha, los devotos del Cristo de las Maravillas cantan: “Levántamelo María, levántamelo José, si tu no me lo levantas yo te lo levantaré”. Todos reímos porque poco a poco la fiesta se emborracha.

La fiesta acaba y el anciano carga una cerca al centro del escenario. “Mis animales siempre se escapan”, nos da la queja. Y quejándose se va a hacer otras cosas, camina despacio. Una gallina negra de vestido morado reemplaza a una de las famosas “Lavanderas” creadas por Victoria Santa Cruz el siglo pasado. En esta versión, en lugar de un cura, hay un burro, y los vecinos del callejón son animales de la granja.

Karacundé, Karacundé, Karacundé” empiezan a corear la gallina, la vaca y el chancho. Un nuevo personaje aparece, una niña con lazo grande sobre su cabeza que juega con un toro ignorando la advertencia que hace la voz de 'Charo' Goyoneche: “Muchachita salte de ahí que el toro te va a matar”.

Esta obra de teatro se esfuerza mucho por innovar lo que ya todos conocemos. “Me gritaron negra” en la voz de Carolina Carbajal, rejuvenece con un ritmo más contemporáneo. El son de los diablos no tiene a las típicas máscaras de la comparsa, pero sí un muñecón de diablo mayor escoltado por un escuadrón de quijadas de burro fosforescentes. Algo que, definitivamente, no esperábamos.

Es interesante que estas dos horas sean un viaje en el tiempo pero no uno tradicional. Cada una de las escenas se entrelaza, obviando la cronología exacta, para reconstruir la historia de los afroperuanos. No necesariamente el Señor de los Milagros apareció antes que los pregones y el levantamiento cimarrón de los esclavizados no fue tanto tiempo después de la esclavitud pero son elementos que forman parte de esa historia poco contada.

¡Aplausos!, grita una niña de seis años desde su asiento, y todos empiezan a aplaudir. La obra llega a su fin con “La danza de los tambores”. Todo el elenco vuelve al escenario para transmitirnos su alegría. El director nos invita a bailar al escenario, los más entusiastas y avezados se atreven a bajar corriendo las gradas. Es la emoción, están contentos por lo que acaban de ver.

Bajo la luna llegó a su fin y pienso, sin duda, que la vida es bonita y es bonita. Así lo dice la potente voz de Charo Goyoneche que nos despide. 
Foto: olodumafroperu.com